Selección de poemas de José Ricardo Bonino,
del libro "Legado de gloria".
Aguas morenas
Sueñas, entre sauces dormidos,
el agua del río de oscuro caudal.
Negra serpiente de ariscos
rituales nativos, conjuros Chaná.
Por sortilegio divino
trazó su camino por tierra oriental.
Marchando altiva y constante,
la sierpe ondulante que habita el sauzal.
Bailan con gracia serena
su danza morena las aguas del hum,
salta la boga ligera,
dejando en su estela diademas de luz.
En un remanso, la espuma
cansada de rutas que siguen al sol,
Igual que una rueda gira
formando la espira de un gran caracol.
Cansado el sol ya declina,
muy pronto culmina su marcha triunfal,
Junto a las aguas morenas
se viste la arena de plata y cristal.
La suave brisa perfuma,
la rosa de plumas cuajada en zorzal,
cuando el celeste horizonte,
recoge las flores del rojo ceibal.
Un pescador teje sueños
cantando al regreso desde el espinel
y el Suave golpe del remo,
se mezcla en sus sueños cantando con él.
Cesa la garza su vuelo,
cual pañuelo blanco se deja caer,
y en la paloma plomiza
vendrán las cenizas del atardecer.
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Independencia
Cual garrapalo que estrangula el ceibo
para robar sus flores escarlatas
oprime el grito “libertad” el cepo
de tiranía,
El dulce camoatí brama su furia,
maldiciendo en un susurro sordo,
y volviéndose áspero de púas
es hiriente aguijón de patrimonios.
Agita el látigo cruel la mano ibérica
sobre
más, la diestra patriarcal se yergue fiera
para cortar cadena con su espada.
Jamás del opresor seré lacayo,
se rebela el insigne; cruza el Plata
y al volver desde Mercedes el hidalgo,
de independencia lanza la proclama.
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Matrero
Baqueano de secretos pasadizos
que abre los montes y sierras, los pantanos,
rastreador de huellas; los caminos
se abren, luego se cierran tras su paso.
Indómito matrero que valiente
a las cadenas reniega, y agudiza
el ansia de ser libre que en la frente
luce cual vincha igual que una divisa.
La escuela de rebelde, de matrero,
la ciencia que aprendió en el libro huraño
del tembladeral, los rumbos y los vientos,
el puñal, el poncho, y el caballo.
La señal de alerta en el bufido
Del corcel receloso que olfatea,
O que advierte los ojos encendidos
De algún jaguar que receloso acecha.
Aquel que dentro de su pecho mismo
sintiera los latidos de su tierra,
punzante en un espasmo enardecido
al verla esclava, cautiva, con cadenas.
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Leyenda del caballo criollo
Latido a flor de piel de heroica tierra,
corazón aflorando de su entraña,
sangre que se desborda en las arterias
del río Hum que en crecidas se abalanza.
Caballo criollo que desde las sombras
trajo un sol de libertad en ancas,
a
que al rigor de la espuela no se amansa.
Nació en Soriano allá, cuando la tierra
resolló cuajarones de su entraña,
y enarboló un pabellón de la crinera
galopando en cuchillas onduladas.
Del vivo grito del terruño, aliento,
de altivas rebeldías que en batallas
erizó de crines el pampero,
desflecando banderas de espadañas.
Caballo criollo, relincho, grito, aliento,
cuajarón de la tierra que sangraba
en margaritas pintando el campo abierto,
que galopa en cuchillas onduladas.
La libertad se prende a su crinera,
la independencia estriba y monta en ancas
enarbolando al viento la bandera
la gloria bandera azul y blanca.
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