viernes, 26 de septiembre de 2014

  
Selección poética de  Gabriel Impaglione realizada especialmente por el autor.



Marx y Heráclito

  A Oliviero Diliberto


Trazar la parábola y abarcar el mundo.
No fundaremos el partido dos veces.

Pero hay hambre y hay lumbre.
                Seremos capaces de entender el canto del río?



*


Codicia


Diluvio de óxidos donde barca alguna salve nada
agua roja de tajo de cañón y de billete
agua roja para la amapola y los grillos
agua roja para el niño y la mujer y para el río
sobre todas las casas y los campos
sobre cada paloma y cada palmo de ay y de socorro
un diluvio caliente de óxido con hueso quemado
sobre tierra dividida       sobre manos caidas
colibríes peces algodón      manzanas
sobre cada refulgencia ahogada en sí misma
sobre silencio fragmentado y alertas inútiles
sobre las hojas de los diarios impunes y los impunes
sobre las huellas en la arena y la hierba de las plazas
un diluvio caliente de terminante óxido
alzando vapor de hachas     bocas rotas
sobre el viento de piedra     de maquinaria negra
sobre refugios        llantos refugiados
diluvio caliente de terminante óxido oxidófago
que completará la nada hasta que polvillo luego
como larga noche lenta y muerta
se acumule espeso brutal     lleno de dientes
asfixie el sueño del humus       borre cauces
grietas   senderos         cada vestigio de la historia
hasta establecer su gobierno de oquedades
el hueco de la metáfora destruida.



*




Noviembre


Solo
frente a la ventana
habla
y medianoche

como si un arpa
pulsara ese hombre
suave calladamente inmóvil
delante de la lluvia.




*


del invierno


al galope
en bestia invisible

por debajo de las puertas
su manifiesto escrito
a punta de cuchillo.



*


Aspasia


Perendecas lavadas en el sudor del sumo
sacerdote del lucro
sueñan como soñaba la bella Aspasia

ganarse no su pan sino su Pericles
y de hetaira a vivir como Señora
con sirviente y sin frío

Ya ves
nada ha cambiado.



*



Traías una música en el pelo
y te miraba
como a una maravilla atravesando el tiempo
de una punta a la otra de la tarde

sin palabra
con sorbito de aire
apenas con lo puesto quieto te miraba

qué podía importarme la razón del eclipse
Marx una traducción de Quasimodo el viento
perdido en el follaje

venías con esa música en el pelo
y alrededor no sé no lo supe no me importaba
si se mecía el tiempo.




*



Final


Antes del primer revoltijo de polvo y piedra
del silbido in crescendo del metal quemado
del corazón saltando hacia la urgencia
y la pupila absorta    previo al corte de luz
y la alarma las colas el pan de ayer y las calles
rotas de basta desoido   antes de los himnos
televisados las arengas desde los megáfonos
las solemnes marchas patrióticas y los viejos
abrazados al miedo que les mordió la infancia
antes de los niños con porqué al vacío
y la clandestinidad de los compañeros
de los discursos de hemoshechotodoslosesfuerzos   
antes del gran silencio de los diarios y del grito
de los pobres sobre el surco envenenado   antes
del desesperado intento de comenzar de nuevo
de la implantación del toque de queda
de las manifestaciones y los asesinatos
antes del trabajo roto y el hambre creciente
desbordado como un río de huecos negros
mucho antes de los pactos secretos la fiesta
de la casta todopoderosa     la indiferencia
como peste en el aire    el gran sueño americano
y los créditos fáciles     el gran circo romano
mucho antes de cuotas vidrieras  vacaciones
cuando se movían ejércitos lejanos   hablaban
prepotentes los dueños de todo   y un viejo
anunciaba lluvia tardía como en los años treinta
mucho antes que todo esto sucediese
te había dicho, mi amor, no hay dos sin tres,

la tercera guerra será su último gran negocio.



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