sábado, 21 de mayo de 2011

Renacer, resurgir, reaparecer: la resurrección vista desde dos perspectivas diferentes, o quizá similares.
Resurrección



 Roberto Weisz Farach*

Venía escapando, lo perseguían con perros y armas de fuego. Uno de los disparos lo había alcanzado en la espalda.
La herida sangraba abundantemente, y el dolor era intenso, pero no podía detenerse, debía seguir trepando ese cerro de piedras hasta encontrar un buen lugar donde esconderse.
Seguía escalando, la vista nublada, ya casi no podía respirar, las manos se le aflojaron y cayó al vacío.
Luego de un tiempo que a él le pareció infinito, despertó. A su alrededor todo estaba oscuro. Se escuchaba sólo un ruido monótono que lo adormecía. Un líquido viscoso lo envolvía, pero increíblemente, sin respirar, igual se sentía vivo. Una gruesa cuerda o cordón se le enrollaba en el cuerpo.
Repentinamente, todo comenzó a moverse, haciéndolo cambiar de posición. Esto duró unos segundos y cesó, repitiéndose reiteradamente por un buen rato.
De pronto a lo lejos divisó una luz y hacia allí se fue desplazando para salir al exterior de su refugio.
Minutos después, la madre acunaba en sus brazos a su nuevo hijo. Era varón, y parecía asustado. Le pondría Emiliano, como el padre al que los soldados habían matado de un tiro en la espalda hacía nueve meses.




* Roberto Weisz Farach era médico pediatra y fue colaborador de HUM BRAL desde la primera hora. Falleció en Mercedes a los 41 años.

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